Las organizaciones y su otro impacto en la sociedad. Opinión

Felipe de Jesús Jiménez Esparza
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Comunicación en las organizaciones - Quinto semestre

Las organizaciones pueden ser tan viejas como las sociedades humanas, y su complejidad es tan profunda como los mismos seres sociales, al punto que autores como Durkheim, les hacen analogías con el organismo biológico. Desde los años sesenta se han buscado abordar las funcionalidades y características de las organizaciones, llegando a distintas conclusiones; y es que aproximaciones iniciales como la de Robbins y Coulter, que definen a una organización como “un acuerdo deliberado de personas para llevar a cabo un propósito específico”, guardan interrelaciones complejas, que están altamente conectadas a su contemporaneidad.

Pero conforme la contemporaneidad cambia, las necesidades y exigencias de la sociedad también lo hacen, lo que da como resultado que las organizaciones, como parte importante del constructo en el que se vive, tengan que adaptarse, y adaptar sus aportaciones en el debido sentido.

El impacto ya no sólo cae en personas con objetivos comunes que se juntan para realizar tareas, siendo los responsables de las industrias actuales, sino en cómo las mismas han implementado un sentido que pareciera humanístico, que toma en cuenta sus errores pasados y busca remediarlos para ya no sólo hacer un buen trabajo, sino que parezca también, que se está haciendo ese buen trabajo.

Ya lo mencionó Alina Segredo en su artículo “Aproximación teórica a la evolución, teorías, enfoques y características que han sustentado el desarrollo de las organizaciones”, el enfoque contemporáneo en contraposición a los enfoques anteriores (clásico, cuantitativo, conductual) que propusieron Robbins y Coulter:

“Una de las expresiones más relevantes en estos procesos es la aparición de nuevas formas de organización flexibles, que han demostrado ser más eficientes que los modelos burocráticos tradicionales” (Barba, 2000, citado en Segredo 2016)

La flexibilidad resulta la nueva manera en que los organismos aportan algo a la sociedad, antes era mano de obra y sus productos solamente, lo que cambia es el valor de impacto social en uso de todas sus partes, los trabajadores han sido los principales afectados. Después de recorrer las distintas posturas desde los años 60, las administraciones organizacionales llegaron a la conclusión de que la mejor manera de manejo es incluir de alguna forma todas las partes participativas, ya sea de manera democrática o como consejero. Y si se preguntan, ¿cómo es que se le aporta algo a la sociedad con los nuevos principios? Pues al manejarse como un todo, se han adaptado a lo que llaman modelo de sistemas, de una manera Wieneriana, es decir, que codifican, decodifican, y detectan ruidos, canales y redundancias entre ellos (como institución) y los otros (sociedad general o público objetivo).

Esta manera de acercarse de una manera más personal con los otros, hace que ahora ya no sólo se consuman productos o servicios, sino que se adopten ideales, se creen tendencias, que modifiquen al status quo, lo que eventualmente cambiara las relaciones en la sociedad. Por supuesto que el cambio puede ser mínimo, pero es existente, además, dependerá que ideologías guíen a las organizaciones tendencias en su determinado tiempo para que haya mayor o menor aceptación, o incluso que no haya, y quienes tengan que volver a cambiar serán las organizaciones. Pero al tener herramientas tecnológicas necesarias e interconectadas con sus objetivos, es casi seguro que sabrán como adaptarse, pues ahora a la comunicación y la estrategia de mercado son algo esencial en todas las organizaciones si quieren cumplir objetivos acertados.

Además, con este modelo flexible, ha sucedido otro acontecimiento significativo para el control y manejo de las organizaciones, se ha llegado a un empoderamiento simbólico, tanto para los integrantes trabajadores, como los externos a las organizaciones. El primero sirve como incentivo positivo para una mejor calidad de trabajo, y el segundo es una forma de controlar el mercado.

Podría decirse que el status quo del trabajo dentro de las organizaciones ya ha cambiado, puesto que el enterarse ahora de escándalos de malas condiciones de trabajo solo para cumplir con objetivos organizacionales, resulta en respuestas negativas por parte de los externos, lo cual hace que se juegue en contra el antes mencionado empoderamiento.

Realmente todo este panorama contemporáneo, no es otra cosa que un juego de poder y posicionamiento, apoyado por las tecnologías actuales, donde las organizaciones fungen con el poder de consumo en el mercado, para las cuales han tenido que crear nuevos puestos y no dejar de lado ninguno de sus componentes, pero como todo aspecto social, debe ser dinámico, pues cuando una organización se estanca en el funcionamiento que tiene para los sujetos de la comunidad, desaparece y es remplazado, por lo que su impacto no es desmesurado, pero tampoco es fácil de controlar. 

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Bibliografía consultada:
Cuartas, J. (s.f.) LA VISIÓN ESTRUCTURAL – FUNCIONALISTA EN EL ANÁLISIS ORGANIZACIONAL. Investigación. Consultado 28 de agosto de 2020
Segredo, A (octubre-diciembre, 2016) Aproximación teórica a la evolución, teorías, enfoques y características que han sustentado el desarrollo de las organizaciones. Revista Cubana Salud Pública vol.42 no.4. Ciudad de La Habana.
Segredo, A (2015, 9 de septiembre) Desarrollo organizacional. Una mirada desde el ámbito académico. ELSEVIER
Villagómez, E. (2020) Las teorías funcionalistas en las organizaciones y la sociedad. Unidad 01 [Presentación en diapositivas] Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Consultado 28 de agosto de 2020.

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